lunes, 7 de marzo de 2016

Los Reyes Magos (Encuentro Con Odin 2)

Me desperté con un dolor fenomenal de cuello. Intenté agarrar el pato, pero se desvaneció de mis manos en tanto abandonaba el reino de los sueños. No recuerdo haber dormido abrazado a una boa constrictora la noche anterior… pero no encontraba otra posible explicación para tamaña torticolis. ¿Qué día era? ¿Martes? ¿O domingo?

Casi no había luz afuera, en ese momento empecé a razonar que hora era más posible que fuese. No tenía idea, era tan posible que el sol estuviese empezando a despedirse de los chinos para acercarse a nuestra llanura porteña, como que estuviese arrancando para la joda, dejando en el laburo de iluminarnos a la trola de su prima.

Todos saben que el Sol y la Luna son primos. Ni novios, ni amantes, ni amigos ni hermanos. Primos señor. Primos. Explicaría en detalle si lo creyese necesario, pero tipos instruidos como ustedes saben mucho más respecto de estos temas que yo. Son primos y no hace falta agregar más detalles al respecto. Sanseacabó.

Todas las ventanas del departamento estaban abiertas, dejando entrar una agradable brisa. Por lo menos sin humedad, y a esta altura del año, me era suficiente. Aún sin acostumbrarme a las nuevas dimensiones de mi recién adquirida vivienda, a primer ojo supuse que la silueta en el medio del living era el perchero. Pero que estuviese moviéndose directo hacia mí, debo reconocer me pareció extraño. Quizás aún estaba soñando después de todo. Mejor dejarse llevar. Extendí los brazos, de la misma manera que el perchero, cada vez más grande, extendía los suyos.

El perchero me alzó con una facilidad no recuerdo nadie haya tenido para levantarme desde los, cuando menos, 3 años.

Y no solo me alzó. Me estrujo las costillas con un sonoro CLACK que me acomodó la torticolis y me estampo un barbudo beso en la frente. Ahí me di cuenta que era Domingo.

-¿Cómo estas pedrito tanto tiempo?- Preguntó la silueta.

-Hola Odín- Respondí

-Escúchame, ¿Cómo no me vas a avisar que te mudaste? ¿Sabes el susto que me pegué cuando encontré a esa señora viviendo en tu otro departamento? ¡Por las barbas… mías! Que mujer más fea. Más fea que un susto, mira lo que te digo. Brrrrrrrrr, me dan escalofríos.

-Me olvidé de dejarte una notita, perdón- Aventuré con dificultad.- ¿No me dejarías bajar?- Inquirí

-Si si, pedrito. Es que te extrañé. No sabes lo que fueron estos dos últimos meses. ¿Che no tenes la play conectada aún?-

-No, la verdad es que no juego casi nunca. Pero si queres la conectamos. ¿Tenes idea si el sol está saliendo o si se está poniendo?- pregunté.

-No, no deja. Vine a decirte un par de máximas importantes que tenes que estudiarte, y quizá incluso hasta divulgar. Y lo del sol, casualmente es algo que vine a contarte. Anda a buscar papel y carbón.-

Recién entonces Odín me dejo bajar. Que use mi columna vertebral como si fuera un acordeón sería algo francamente admirable, sino fuera por el tamaño de ese muchacho. Enfile para el armario donde tenía las hojas, y supuse que se habría querido referir a un lápiz. ¿Quien escribe con un carbón hoy en día? Pero Odín sabe jugar a la play. Quizás era necesario anotar sus máximas en carbón, vaya uno a saber porque. Agarre el carbón de la heladera y me senté listo para tomar nota.

-¿No me vas a ofrecer Ron siquiera?- Preguntó Odín socarronamente.

-Perdóname pero no tengo nada. Ayer estuvo Dionisio… y bueno… viste como se pone. ¿Agua te puedo ofrecer?-

-¿Agua? ¿Lo del inodoro? ¿Pero vos a mí de que me viste cara pedrito? Bajo ningún concepto pretendo caer tan bajo como para tomar agua. Agua…. Lo tiro de las patas. Asique con Dionisio eh. Pedazo de atorrante sinvergüenza. La última vez que lo vi estaba viviendo en Caballito. Arriba de una verdulería.-

-Si si, sigue ahí. Se enganchó con la hija de la dueña. Pero ayer se pelearon, por eso vino a casa- le expliqué.

-Claro, y te vació todas las alforjas-

-Aham- Bostecé.

-Bueno comencemos, vos anota pedrito- Me instruyó Odín.

1- Hay que creer en los Reyes Magos.

Recordar que en muchas ocasiones el exceso de pruebas es tanto más sospechoso que la ausencia de ellas. Si insistimos en mostrar al niño (interno o real/externo) todo aquello cuya existencia postulamos, llegara el día en que la pequeña sabandija nos exigirá que le mostremos el desengaño o un átomo o una esperanza. Como no podremos hacerlo, el fulano reputara inexistentes a esperanzas, desengaños y átomos.

Tanto mejor sembrar la ilusión, y dejarla crecer sola. Sin disfraces ni payasadas. Mucho menos evidencias.

(Nota de pedro: Odín existe y me visita. No serán dadas más pruebas que los presentes relatos de sus visitas.)

2- Cuando llueve hay que mojarse. No se puede ni se debe usar paraguas.

3 -Cuando se ve una mujer hermosa, se debe admirar su belleza.

4- Ojo con mezclar café colombiano con jugo de naranja exprimido. Sobre todo en las mañanas.

5- Cuando insultan el honor de un ser querido, no queda otra que golpear la trucha del ofensor. Fuerte y sin titubeos.

6- En primavera se debe estar al sol.

7- A los amigos hay que quererlos y cuidarlos. Cuando no, ya no son amigos, sino sombras del pasado.

8- Se debe respirar profundo y jamás de los jamases, repito: JAMAS, taparse la boca a la hora de soltar una carcajada. También se debe, de tanto en tanto, mandarse un señor chocolate.

9- Hay una magia a ser cultivada en las primeras horas del alba. Cuando el sol aún no asoma. Pero donde se oyen a lo lejos, los caballos del carruaje de Hermes. Quien aprende a cultivar dichas horas, gana, a lo largo de los años, 2 vidas más que sus compañeros dormilones.

10- y la última. Regala flores, besos y adulaciones lo más que puedas. Todo el tiempo y a todos los que te lo permita el cuerpo. Indistintamente de si son bien recibidos, mucho menos importante es si se lo merecen. Esos besos y esas flores en realidad, por energía cósmica, lo alimentan mucho más a uno que al que los recibe.

-¿Anotaste todo drope?- Pregunto con entusiasmo Odín.

-Si si. Pero hay algo que no entiendo. No podrías decirme como es que….

-La próxima Pedro, la próxima- Me interrumpió.

Y así como apareció, se fue. Recién entonces, el Sol salió.


Pedro Gomez Goldin

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